El rechazo como estímulo creativo
Written by Jose de Jesus Prieto on 21/05/2025
Escrito por: Natalia Acosta
Supera el miedo al ‘no’ y toma el control de tus decisiones.
Ese nudo en la garganta. Ese hormigueo en el estómago que aparece justo antes de
hablar en clase, enviar una hoja de vida o decirles a tus amigos lo que realmente
piensas. ¿Y si te dicen que no? ¿Y si el rechazo duele más de lo que esperabas? En una
clase de Creatividad y Emprendimiento que cursé este semestre en la Universidad
Europea Viadrina, en Alemania, descubrimos una forma poco convencional pero
tremendamente poderosa de enfrentar ese miedo: buscar activamente el rechazo
para perderle el miedo y convertirlo en impulso.
En clase entendimos que creatividad y emprendimiento van de la mano, pero que esa
creatividad se bloquea cuando el miedo al rechazo toma el control. Para poder
presentar ideas con confianza, lanzar proyectos en un solo día e incluso generar
ingresos reales, primero debíamos construir una relación distinta con el “no”. No
bastaba con teorizar. Había que vivirlo. Fue entonces cuando nos inspiramos en la
terapia de los “100 días de rechazo” de Jia Jiang, un emprendedor que convirtió sus
miedos en una experiencia viral, profunda y transformadora
Nuestra versión fue más corta: siete días en los que salimos a las calles a pedir cosas
que, de entrada, sabíamos que probablemente serían rechazadas. Le pedimos a
desconocidos si podíamos pasear sus perros por la cuadra, a restaurantes si podíamos
entrar a la cocina a preparar nuestra hamburguesa, o incluso a un conductor de tren si
nos dejaría manejar el tren junto a él. Sí, sabemos que suena raro. Pero ese era el punto.
Intentarlo, fallar, sentir la incomodidad… y seguir. Cada día el reto se volvía más osado,
y cada “no” menos doloroso.
Lo sorprendente fue que, muchas veces, los “no” no venían con frialdad, sino con
curiosidad, risas o explicaciones. Yo logré hacer un baile de TikTok con un completo
desconocido que siempre había querido hacer, pero me daba vergüenza pedirle a mi
novio que lo hiciera conmigo. Otra se subió a un tractor. Y aunque muchos rechazos
llegaron, también venían acompañados de razones válidas: políticas de empresa,
normas de seguridad o simplemente un “no hoy, pero quizás otro día”. Entendimos
que el rechazo no siempre tiene que ver con uno, sino con circunstancias externas que
nada tienen que ver con nuestro valor como personas.
Jia Jiang cuenta que, en su primer intento de esta terapia, al ser rechazado, salió
corriendo sin pensar. Solo después se dio cuenta de que la persona le había hecho
una pregunta: “¿por qué lo estás pidiendo?”. En otra ocasión, pidió plantar una flor en
el jardín de alguien. Le dijeron que no. Pero cuando preguntó por qué, descubrió que
el perro del dueño se comía las plantas y que, en realidad, ese “no” era una forma de
proteger lo que él mismo estaba ofreciendo.
“Cuando te atreves a preguntar por qué, el rechazo deja de ser un muro
y se convierte en una conversación”. Jia Jang.
Lo más valioso de esta experiencia es entender que el rechazo no es algo que evitar,
sino algo que entrenar. Mientras más lo enfrentamos, menos miedo sentimos. Y
mientras menos miedo sentimos, más creativos, libres y arriesgados nos volvemos. No
se trata de exponerse al rechazo sin sentido, sino de identificar esos lugares donde el
miedo nos frena y entrenarnos justo ahí. No vas a mandar tu hoja de vida a 300
empresas esperando un milagro. Vas a mandarla a las que de verdad te interesan,
porque sabes que puedes soportar el “no” si llega.
Muchos esperan a tener el título, el idioma, el software, la experiencia o el tiempo. Pero
siempre va a faltar algo. Siempre habrá una excusa para no lanzarse. Y en ese
aplazamiento se pierden ideas, proyectos, relaciones y oportunidades. Lo cierto es que
nadie se siente 100% listo. Lo importante es actuar incluso con miedo. Grandes
emprendedores, artistas incluso “influencers” comenzaron sus caminos recibiendo
rechazos que pudieron ser devastadores. Pero su valor no estuvo en evitarlos, sino en
cómo reaccionaron ante ellos.
“Si no te avergüenza la primera versión de tu producto,
lo lanzaste demasiado tarde”.
Reid Hoffman, fundador de LinkedIn
Esperar a estar listo puede ser el mayor error. El “no” puede doler, pero también puede
enseñarte, abrir nuevas conversaciones o mostrarte caminos que no habías
considerado. Al final, te das cuenta de que un “no” puede llevarte más lejos que
muchos “sí” cómodos.
Entonces, si estás estudiando, emprendiendo o simplemente buscando crecer, te
invito a intentarlo. Sal de tu zona de confort, haz ese pedido que te da pena, aplica a
esa convocatoria que te intimida, habla con esa persona a la que siempre has querido
acercarte. No esperes a sentirte listo. Porque el rechazo no es el final del camino. A
veces, es justo donde empieza tu verdadera creatividad.
Te recomiendo ver esta charla TED de Jia Jiang si quieres saber más:
“What I learned from 100 days of rejection” en TEDex