Adiós a la comunicación, hola a la interacción
Written by Jose de Jesus Prieto on 14/04/2025
Por Janeth Rodríguez, VP de Revenue para LATAM en Infobip
Aunque técnicamente seguimos comunicándonos, la manera en que lo hacemos hoy
alcanza unos niveles que obligan a repensar qué entendemos nosotros por
«comunicación»..
La era de la comunicación ha terminado. Quizás la gran mayoría no se ha percatado de
esto, pero el principio de emitir un mensaje y esperar una respuesta es algo del pasado.
Hoy estamos inmersos en la era de la interacción.
Ya no nos comunicamos de manera lineal, sino bidireccional. Exigimos una respuesta
dinámica, diversa, versátil, en tiempo real, al instante, a una velocidad y niveles de precisión
que solo la tecnología ha podido brindar.
Es un nuevo paso del principio de comunicación que venimos experimentando desde hace
décadas, donde la tecnología entró a ser un puente que acorta las distancias. Para medios
como la televisión o la radio no basta con emitir mensajes a los receptores, sino que deben
brindar espacios de participación en tiempo real, convirtiéndose en receptores también.
Incluso las llamadas telefónicas no logran satisfacer la demanda de velocidad y versatilidad
a la que estamos acostumbrados.
Debido a la rapidez y la gran capacidad de análisis que tienen las tecnologías que soportan
los canales de comunicación que más usamos (redes sociales, chats, apps de mensajería),
hemos ido reclamando una respuesta más dinámica del otro lado, que emule casi fielmente
lo que hacemos cuando conversamos personalmente con otra persona. Exigimos
interacción en todos los canales y ser generadores de conversación.
Y puede resultar paradójico que sea la tecnología la que permita que las interacciones que
tenemos mediante tantos canales a nuestra disposición se aproximen tanto a lo que
implicaría la interacción con otra persona, en vivo y en directo. Pero es la realidad. Hemos
escalado las expectativas de nuestra comunicación, acortando al máximo el tiempo y el
espacio, a la vez que superando la calidad de respuestas que buscamos.
Es un cambio inevitable que está más ligado al nuevo funcionamiento social que a simples
leyes del marketing. Somos buscadores de la inmediatez en el día a día. Esperamos
respuestas instantáneas no solo de las marcas, sino también de nuestros vínculos
personales. Los «vistos» en los chats nos generan ansiedad, la falta de respuesta en
segundos nos impacienta, y la conversación se ha convertido en un reflejo constante de
estímulo y reacción. Las generaciones más jóvenes, criadas en la hiper-conectividad, han
moldeado una cultura en la que el silencio digital se siente como un vacío incómodo.
Ahí es donde las marcas y empresas han tenido que adaptarse a esta nueva realidad, en la
que no basta con emitir mensajes: hay que estar preparados para sostener conversaciones.
La inteligencia artificial y la automatización han sido clave en esta transición, pero su éxito
no radica en la eficiencia técnica, sino en su capacidad para replicar el lenguaje humano,
interpretar emociones y ofrecer respuestas contextuales y empáticas.
Hoy ya no preguntamos si una empresa tiene un canal de comunicación, sino qué tan
rápida y fluida es su capacidad de respuesta. La interacción es el nuevo estándar de la
experiencia del usuario. Y esta transformación no es solo tecnológica: es un reflejo del
comportamiento humano en la era digital. Hemos construido un círculo que moldea la
manera de interactuar en un futuro que ya es presente. ¿Tendremos que empezar a llamar
a los medios de comunicación «medios de interacción»? No es una idea tan lejana.