Un encuentro para impulsar las Piezas de gran importancia histórico artística de Fernando Botero, Olga de Amaral y Alejandro Obregón, entre otros grandes maestros de la plástica de Colombia, Latinoamérica y del mundo resiliencia comunitaria y la seguridad ciudadana en Colombia
Escrito por Jose de Jesus Prieto on 19/11/2024
80 obras, arte moderno y contemporáneo a subasta en Bogotá Auctions
- En Bogotá Auctions Calle 70 # 10 A – 59 , exhibición de las obras, abierta al público, entrada sin costo. Lunes a viernes de 10 am a 6 pm. Sábados de 11 am a 5 pm. El jueves 21 de noviembre a las 8 pm será la subasta.
- El público interesado, los coleccionistas y aficionados al arte, desde cualquier lugar de Colombia y/o del mundo pueden ingresar a www.bogotaauctions.com, inscribirse y “pujar” por las piezas de su elección!
- Recorrido virtual de la exposición: https://my.matterport.com/show/?m=Q7TFTvJBKzs
El próximo jueves 21 de noviembre a las ocho de la noche, en la primera casa de subastas de Colombia, Bogotá Auctions, será realizada la subasta de 80 obras de arte colombiano y latinoamericano, moderno y contemporáneo entre las que se destaca “Jarrón con flores” de Fernando Botero, pintado en 1956, un año clave en la trayectoria del maestro.
“Conocida por haber sido portada, en el año de su creación, de un número de la prestigiosa revista Lámpara, la obra refleja las peculiares búsquedas de Botero en torno al tema del volumen y se caracteriza por un colorismo intenso y una composición a la vez compleja y equilibrada”, explica Alessandro Armato, director del departamento de arte de Bogotá Auctions.
Sobresalen igualmente dos icónicas obras en dorado de Olga de Amaral, Vestigio (1995) y Espejo (2005), son otros hitos de la subasta. La reciente inauguración de una gran retrospectiva de la artista bogotana en la Fundación Cartier de París es solo el último de una serie de homenajes por parte de grandes instituciones internacionales a una de las mujeres artistas más aclamadas y cotizadas del mundo, que ha encontrado su propia e inconfundible voz en la plástica contemporánea a través de una reelaboración, en clave conceptual, de la antigua práctica artesanal del tejido.
Armato señala también que “una de las piezas estrella de la subasta es el bronce La música del escultor chiquinquireño Rómulo Rozo. Realizada en París en 1925, este trabajo es de una belleza conmovedora y guarda importantes relaciones formales con la célebre Bachué, que el artista talló en ese mismo 1925 y que, hoy en día, se ha consolidado como uno de los mayores hitos del arte colombiano del siglo XX. Entre los últimos logros de Rozo destacan la exitosa exhibición de Bachué en la última Bienal de Venecia y el hecho de que la obra ha sido adquirida recientemente por el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), institución que posee una de las colecciones más completas y sobresalientes de arte latinoamericano a nivel mundial”.
De acuerdo con Charlotte Pieri, directora de Bogotá Auctions, “otro lote destacado es un lienzo abstractizante de 1967 de David Manzur, otro monstruo sagrado del arte colombiano de los siglos XX y XXI, que en los últimos años ha sido objeto de importantes homenajes, como el que se le rindió en la última edición de Artbo o como la voluminosa monografía que le dedicó Eugenio Viola. Con un expresionismo lírico no exento de huellas informalistas, Nacimiento del pez —este es el título del trabajo— atestigua el periodo de mayor proyección internacional y de mayor importancia histórico-artística del artista, es decir, los años sesenta. Al mismo tiempo, la pieza, con sus ecos obregonianos, constituye un valioso documento de aquella extraordinaria e irrepetible temporada del arte colombiano en la que Manzur, junto con Obregón, Negret, Ramírez Villamizar y otros maestros, contribuyó a consolidar el histórico paso de la plástica nacional hacia el “modernismo””.
De gran relevancia también una fotografía vintage de gran formato de Fernell Franco, uno de los mayores fotógrafos latinoamericanos y uno de los principales exponentes de la cada vez más valorada escena artística caleña de los años setenta y ochenta, al lado de nombres como Óscar Muñoz y Ever Astudillo. En blanco y negro, a excepción de una sugestiva área en color, la pieza pertenece a la serie Billares, donde el artista explora la humanidad que frecuenta estos peculiares espacios urbanos de corte popular. Fernell Franco goza de una particular atención en Francia, donde su obra ha sido expuesta en la Fundación Cartier de Paris (2016) y en el último festival de fotografía de Arles, entre otros, anota Alessandro Armato.
La invitación para el público, para quienes estén en la capital colombiana, para turistas nacionales e internacionales, para los aficionados al arte, para coleccionistas y para cualquier persona que quiera visitar la exposición de las obras, es a hacerlo de manera presencial, entre semana, de lunes a viernes de 10 am a 6 pm y/o los sábados de 11 am a 5 pm. La entrada es libre, no tiene costo.
A través de la web, en https://www.bogotaauctions.com/ o directamente en https://my.matterport.com/show/?m=Q7TFTvJBKzs también es posible hacer un recorrido virtual para apreciar todas y cada una de las 80 obras que, de acuerdo con los expertos, tienen gran importancia histórico artística y al estar en subasta, sin duda despiertan el entusiasmo de los coleccionistas y amantes del arte en Colombia y en el mundo.
Los interesados en reservar su cupo para participar en la subasta pueden escribir a info@bogotaacutions.com.
El Catálogo completo en: https://issuu.com/bogotaauctions/docs/bogota_auctions_arte_moderno_contemporaneo_2473
Fernando Botero, [Jarrón con flores], 1956
Texto de Alessandro Armato, Director del Departamento de Arte de Bogotá Auctions
Pintado en 1956, [Jarrón con flores] es un documento importante en la trayectoria artística de Fernando Botero, así como en los complejos procesos que, entre los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado, llevaron al arte colombiano a dejar de lado el realismo social de matriz mexicana para retomar contacto con el legado de las vanguardias históricas europeas, dando forma a un giro conocido como neovanguardista o “modernista”.
La relevancia histórica de este trabajo se evidencia en que, en 1956, fue portada del número 19 de la prestigiosa revista Lámpara, una publicación financiada por Esso colombiana que jugó un papel importante en el giro del arte colombiano hacia el “modernismo”. Asimismo, en tiempos más recientes, la obra ha sido reproducida con énfasis en algunas publicaciones en las que el historiador Christian Padilla ha resaltado la importancia y la extraordinaria riqueza del periodo formativo de Botero, así como el papel renovador de la revista Lámpara.
Desde el punto de vista formal, la obra combina un colorismo intenso y vibrante con una estructura compositiva de matriz neocubista, no exenta de algunas reminiscencias futuristas, como, quizás, las de Giacomo Balla. El lirismo y la expresividad del color se articulan y equilibran con la organización racional del espacio mediante un uso hábil de las veladuras y pinceladas con efectos dinámicos. Sin embargo, sobresale también una marcada preocupación por el volumen, principal objeto de investigación y marca distintiva del trabajo del artista.
Aún siendo profundamente boteriana en cuanto a la búsqueda de monumentalidad, esta pieza revela un diálogo muy cercano con artistas como el mexicano Rufino Tamayo y el colombo-español Alejandro Obregón. A mediados de los años cincuenta, ambos artistas eran referentes ineludibles a nivel latinoamericano (Tamayo) y local (Obregón) para aquellos artistas emergentes que, como Botero, buscaban emanciparse de las influencias del viejo muralismo mexicano y encontrar nuevas formas de expresar lo latinoamericano. A Tamayo, quien lideró en México la superación de los modelos de Rivera, Orozco y Siqueiros retomando contacto con la Escuela de París, remite sobre todo el colorismo encendido. A Obregón, quien en 1956 acababa de consagrarse internacionalmente gracias a una exitosa exposición realizada el año anterior en la sala de la Unión Panamericana en Washington D.C., remiten tanto la estructuración neocubista como el uso de veladuras y efectos dinámicos.
Cuando pintó esta obra, Fernando Botero ya había recorrido un tramo significativo de su trayectoria y se encontraba en la búsqueda de nuevos caminos. En 1955, de regreso de un periodo de formación en Italia, había realizado una exposición que fue recibida con frialdad por el medio artístico local. Frente a esa decepción, [Jarrón con flores] marca el inicio de una nueva dirección en su trabajo, con nuevos referentes (Tamayo y Obregón), pero manteniendo central la preocupación por el volumen