La mosquita muerta
Escrito por Jose de Jesus Prieto on 03/08/2024
Por: Martha Patricia Moreno Moreno
Las coincidencias de dos mujeres de este pueblo — les confieso me pusieron triste__ La vigilante de un conjunto residencial, y la rectora de un colegio privado, y por increíble que parezca ellas ganan entre 20 y 30 por ciento menos que los hombres que ocupan idénticos cargos; además que deben trabajar como los girasoles, pero agachados al servicio del “amo” (especie en vía de extinción), porque para que haya amos deben existir esclavos; de ahí que cuando las esclavas desaparezcan —los amos tendrán que morir.
Porque hay una historia que no está en la historia y que solo se puede rescatar escuchando el susurro de las mujeres, sería una lástima terrible que una mujer vigilante, o una rectora, viviera como los hombres, sintiera, pensara, o se parecieran físicamente a los hombres para acceder a la oportunidad.
Son tan diferentes en sus vidas personales, pero “igualitas” en su historia de acoso laboral; no sirve de gran cosa enojarse con la ideología machista que nos persigue desde hace más de cinco mil años, y que en lo oscurito han sabido ejercer otras mujeres las “ Mosquita muerta” que para la RAE se usa en femenino como una persona de apariencia inofensiva, pero de inclinación maliciosa: “Ahí donde lo ves, parece una mosquita muerta, pero en el fondo es un hombre sin entrañas”
Son las mosquita muertas, que en posición de subordinación, discriminan y juzgan, a las viejas autónomas, verracas y autosuficientes, que decidieron competir en cargos supuestamente para machos, los mismos que tienen este país descuadernado, y a punto del despiporre.
Dada la diversidad del mundo, los dos sexos son poquitos, ¿Y cómo nos las arreglaríamos, con uno solo?_ ¿No les parece que ya tenemos suficientes despeñaderos políticos, económicos y culturales, para que encima nos cierren con abismos de la misoginia? (Aversión a las mujeres).
ESCRITO AL MARGEN _ Quizás con esta opinión, varias quieran saltarme al cuello; solo les digo que el creador les atesore la sensatez y la buena leche, para apoyar a la rectora, y a la vigilante: Son diferentes, no mejores que los hombres, (a veces), simplemente incomparables. Por eso, todo lo que es sensible para las mujeres, también lo es para los hombres y, por consiguiente, para la humanidad entera.