Se fue Vicente…
Escrito por Jose de Jesus Prieto on 27/07/2024
Por: Martha Patricia Moreno Moreno. comunicadora social periodista / cronìsta de Boyacá
Entre páginas de la averiguación, diagramación, edición, impresión y distribución, se fue José Vicente Castillo Ramírez. El miércoles 24 de julio sonó el silbato de Dios para el cofundador del periódico ENTERESE, el universo lo despidió de sus horas de celeridad, para concederle la edad sin prisa y atravesar el tiempo de los duelos, de la redención y la muerte; esos lugares comunes que todos transitaremos.
Vicente, fue una especie de historiador ambulante, con un vasto repertorio de emprendimientos que desperdigó sin afán por las calles, y entre el canal de Televisión JVC, los impresos; las papas precocidas y la cerveza artesanal, entre muchas otras innovaciones, fue también el autor de las primicias. Sin embargo no clasificó como político aspirante a la alcaldía, ni como poeta arañado por la luna.
Este juglar que soñó otros vientos en el mercado de los impresos, desde la tipografía Géminis, y que perteneció a una generación muy avanzada para su tiempo, heredó la disciplina de su padre David Castillo López, y la perseverancia con humildad de su mamá Agripina Ramírez Figueredo; un legado demasiado fuerte para desecharlo, que lo convirtió en el visionario que advirtió la oportunidad, donde otros vieron amenazas.
Emprendió como pocos y a tropezones, buscando lo que apenas era una intuición, y nada lo separó de la ruta ENTERESE, el emprendimiento de letras donde no sabía que iba a pasar, ni si pegaba. Y si pasó y mucho, durante los 33 años la trenza de opinión, el entramado de letras, los linotipos y los hechos lo volvieron empresa: Tres décadas de epopeyas, con sus héroes y sus mártires, con su apóstoles y sus malandrines, y todos los que engendraron páginas de páginas, durante los mil 700 cuarenta domingos impresos, donde estuvo Vicente recorriendo a tinta y gramática toda la provincia de Sugamuxi.
Fue un hombre de nuestro tiempo, y una de esas personas de toda la vida, a la que por lo general no se llama para quedar y verse, pero con las que existe un trato de inmediata confianza antigua. Un ilustrador exiliado, que recogió su último otoño con hojitas llenas de tinta cansada, y se marchó a cubrir otro naufragio.
Desde este domingo, la posteridad le colocará una ausencia, al emprendedor que llegó en la tormenta de los años 60, que estudió en la Escuela General Santander, que sobrevivió arriando el verbo, y le obsequió una coma por todos los siglos, a esta ciudad de quimeras que es Sogamoso.
ESCRITO AL MARGEN_ El Entérese no ha dicho la última palabra, y muy a pesar de la crisis de los periódicos impresos, los hermanos Castillo Ramírez, resistirán todos los embates de los años en este oficio, tan enigmático y hambriento como el boxeo, con la desventaja que siempre ganarán las maquinas, pero con la ventaja que jamás tirarán la toalla. ¡Som