¿De verdad se puede hacer ortodoncia sin brackets? La verdad detrás de los alineadores
Written by Jose de Jesus Prieto on 22/12/2025
La promesa de una sonrisa alineada sin alambres ni controles frecuentes se ha vuelto
viral en redes sociales. Sin embargo, no todos los casos pueden resolverse con
alineadores y su uso sin diagnóstico profesional puede traer más riesgos que beneficios.
Bogotá, diciembre de 2025 — En los últimos años, los alineadores transparentes se han
posicionado como una alternativa atractiva frente a la ortodoncia tradicional. Su estética
discreta, la comodidad y la posibilidad de retirarlos han hecho que muchas personas los
consideren una solución rápida y sencilla para corregir la posición de sus dientes, incluso
sin pasar por una consulta odontológica presencial.
Pero, ¿realmente pueden reemplazar a los brackets en cualquier caso? La respuesta
corta es no. Aunque los alineadores sí cumplen una función dentro de la ortodoncia
moderna, su alcance es limitado y depende de variables clínicas específicas que no
siempre se comunican con claridad en la publicidad digital.
La Dra. Liliana Jara, directora del posgrado Ortodoncia de la UNICOC, explica que los
alineadores están diseñados principalmente para movimientos dentales mínimos y
controlados, especialmente en maloclusiones leves y en pacientes adultos que buscan
mejoras estéticas en tiempos relativamente cortos.
“Los alineadores permiten ciertos movimientos iniciales de alineación, pero no ofrecen la
misma precisión ni el mismo control que la ortodoncia convencional”, detalla. “Lo que se
puede lograr con estos es aproximadamente un 40% a un 50% de lo que se logra con una
ortodoncia convencional; son muy limitados para producir movimientos tridimensionales”.
En términos clínicos, los alineadores funcionan mejor cuando el objetivo es corregir
apiñamientos leves o desajustes moderados que no requieren movimientos
tridimensionales complejos. En cambio, las maloclusiones más severas, los problemas de
mordida y los casos que exigen una corrección milimétrica siguen necesitando técnicas
tradicionales que permitan un control más preciso del movimiento dental.
La experta de Unicoc advierte que uno de los errores más comunes es asumir que todos
los tratamientos con alineadores ofrecen los mismos resultados, sin considerar el
diagnóstico ni la supervisión profesional. Muchos por prisa o estética prefieren decantarse
por el uso de alineadores, pero hay que tener en cuenta qué tan apropiados son para
resolver el problema dental.
“Los riesgos que un paciente que usa alineadores puede enfrentar son de múltiple índole”,
advierte Jara. “Desde un alto costo para un resultado que no es tan preciso como el
ofrecido con la utilización de técnica convencional o uso de brackets, así como daños
permanentes en dientes, tejidos duros o la articulación temporandibular.
Otro factor crítico es la disciplina del paciente. A diferencia de los brackets, los
alineadores requieren un uso constante y riguroso para que el movimiento dental ocurra
de forma progresiva y segura. Si no es riguroso con su uso, los resultados no van a ser
los esperados en cuanto a la posición y precisión del movimiento y el tratamiento será un
fracaso.
Si definitivamente se van a elegir alineadores para el tratamiento, hay que estar atento a
algunas señales para evitar que el tratamiento falle.
En primer lugar, tener la certeza de su calidad y diferenciar entre alineadores
profesionales y los que se comercializan por las redes sociales sin mucho respaldo.
Según explica la experta, los alineadores confiables se realizan con tecnología CAD-CAM
y se implementan en cualquier laboratorio que use este sistema.
“Debe ser claro que solamente los profesionales entrenados para hacer movimientos
dentales, como los ortodoncistas, pueden supervisar este tipo de movimientos dentales”,
señala. “Hay que tener en cuenta que es necesario un diagnóstico adecuado de la
maloclusión y el conocimiento del profesional para tratar cada caso en particular”.
Y si ya se inició con el uso de alineadores, hay que estar atentos a señales que son
motivo de alerta, como el que los dientes no se muevan o no se estén alcanzando los
objetivos propuestos desde el comienzo del diagnóstico por el profesional, teniendo
siempre en cuenta las limitaciones que trae consigo este tipo de tratamiento.
Ante cualquiera de estos escenarios, la recomendación es acudir de inmediato a un
odontólogo u ortodoncista calificado.