¿Qué es el “estrés navideño” y cómo sobrevivir a él sin renunciar a la celebración?

● La Navidad se vive como una época emotiva y familiar, pero para muchas
personas el fin de año también se convierte en un terreno cargado de presión,
balances personales, gastos y discusiones que terminan deteriorando el
bienestar emocional.
● ● El Dr. Joaquín Mollá, experto en psicología clínica, docente e
investigador de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad
Internacional de Valencia – VIU, perteneciente a la red de educación superior
Planeta Formación y Universidades, explica cómo identificar los detonantes del
estrés navideño y qué hacer para sobrevivir a este.
Colombia, diciembre de 2025 — Diciembre llega con alegría, celebración y fiesta,
pero también trae consigo un peso emocional del que pocos hablan y genera estrés en
las personas.
Siendo una fecha que representa el final de un año y el inicio de otro, implica hacer
una reflexión sobre lo que se hizo y trazar expectativas sobre lo que se hará. Ese
balance que se hace al final del año, sea positivo o negativo, además las presiones
sociales, profesionales y económicas son detonadores de mucho estrés. Así lo explica
el Dr. Joaquín Mateu Mollá, experto en psicología clínica, docente e investigador de la
Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Internacional de Valencia – VIU,
perteneciente a la red de educación superior Planeta Formación y Universidades.
«Las navidades son especiales porque nos permiten profundizar en nosotros mismos y
observar con detenimiento todo cuanto nos rodea, pero también pueden ser muy
tristes cuando no estamos satisfechos con ello o cuando no estamos cerca de las
personas que quisiéramos que estuvieran presentes», indica el experto. «Esto impacta
frontalmente con la visión generalizada y benevolente de la Navidad como un periodo
feliz de nuestras vidas y puede ser sentida con desasosiego por quienes no están
transitando su mejor momento».
Para muchas personas, las tensiones comienzan incluso antes de las fiestas. En el
trabajo, diciembre suele traer cargas adicionales para cerrar tareas pendientes. En lo
económico, la compra de regalos y los preparativos incrementan los gastos justo
cuando la “cuesta de enero” empieza a acechar. Como dice el Dr. Joaquín Mateu, se
ven amenazados el tiempo y el dinero, dos de los recursos más importantes y
escasos.
Las reuniones familiares también pueden representar un desafío emocional
considerable, ya sea por la presencia de personas con las que nunca se construyó un
vínculo cercano o por conversaciones tensas que se reactivan cada año.
«El esfuerzo por enmascarar la incomodidad y por satisfacer las exigencias de este
tipo de situaciones puede resultar emocionalmente extenuante» indica el vocero de
VIU, «sobre todo cuando las conversaciones orbitan sobre asuntos que percibimos
como ofensivos o cuando surgen discusiones acaloradas por algún conflicto latente».

A todo esto se suma también la presión que ejerce esta idea cultural de la Navidad
como un sinónimo de plenitud y felicidad, que ya está muy enraizada en el ADN de las
sociedades. Abundancia de regalos, cenas, calles decoradas, un constante ambiente
festivo que hace ruido por redes, prensa, televisión; es un perpetuo estado de
felicidad, que puede generar frustración en personas que, emocionalmente, no estén
prestas para ello.
«Esto puede hacer que las personas que la viven como estresante o incluso triste (por
estar enfrentando pérdidas, por ejemplo) se sientan, además, culpables de no estar
tan pletóricos como se supone que deberían estarlo», advierte el Dr. Mateu. «A esta
culpa puede sumarse también una cierta percepción de desconexión, pues
aparentemente todos los demás están disfrutando mientras a uno le resulta muy difícil
lograrlo».
Para enfrentar este mes sin tal desgaste emocional, el especialista de VIU propone
construir límites claros que permitan equilibrar obligaciones y bienestar personal.
En primera medida, recomienda desarrollar una actitud asertiva que permita poner
límites claros sobre aquello que sí estamos dispuestos a hacer, y aquello que no. Es
difícil, pero necesario, saber expresar con respeto la disponibilidad para hacer parte de
reuniones, asumir compromisos o participar de encuentros indeseados, porque eso
evitará que las emociones se desconecten de las acciones, que es algo esencial para
proteger la salud mental.
También recomienda ser muy organizados para atravesar diciembre sin saturación.
Para esto, es clave diferenciar los compromisos realmente esenciales de aquellos que
sean opcionales. Y también sugiere delegar cuando sea necesario. Se puede hacer un
cronograma con fechas claras para todo, lo que ayudará a reducir la ansiedad que
provoca este mes lleno de imprevistos y demandas simultáneas.
Y resulta indispensable, también, incorporar momentos de introspección y calma en
medio de la agitación de la temporada, implementando técnicas de respiración
controlada que nos ayuden a aliviar las sensaciones corporales o redistribuir nuestros
recursos de manera más comprometida con la salud mental y bienestar personal.
«No deberemos olvidarnos de que en todo esto habremos de asumir una perspectiva
atenta con nosotros mismos, apartarnos, aunque sea brevemente del ruido y la
algarabía para observar adentro y reconocer cómo nos estamos sintiendo», añade el
experto.
Se puede vivir la Navidad al máximo, pero esto no implica llevar nuestras capacidades
emocionales al extremo. Planificar, establecer límites y ser realmente conscientes
sobre lo que queremos experimentar emocionalmente es clave para disfrutar el mes
con alegría pero también bienestar.
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impartidos a través de clases online en directo, que quedan grabadas y pueden ser consultadas 24/7. Esto, combinado con

un sistema de acompañamiento constante y un acceso multidispositivo, permite al estudiante vivir la experiencia
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