Predicciones 2026: un año para una “introspección tecnológica” que consolide y haga sostenibles las soluciones de IA
Written by Jose de Jesus Prieto on 19/12/2025
Predicciones 2026: la IA frente al desafío de la sostenibilidad y la solidez
Un informe de la compañía Progress anticipa que el foco de la inteligencia artificial ya no
estará en la velocidad sino en la solidez, el ROI y la fiabilidad para las empresas.
En los últimos tres años, la inteligencia artificial avanzó a un ritmo altísimo, impulsada por el
entusiasmo del descubrimiento y la urgencia por no quedarse atrás. Sin embargo, para
Progress Software, el proveedor de confianza de experiencias digitales impulsadas por IA y
software de infraestructura, 2026 promete ser un año no tanto de expansión, sino de
consolidación.
“Estamos entrando en una nueva fase del desarrollo tecnológico, una donde la velocidad
deja de ser la única medida del progreso. La innovación ya no puede sostenerse en la
improvisación o el entusiasmo del momento sino que necesita madurez, seguridad y visión
de largo plazo”, afirma Franciso Lárez, vicepresidente de Progress para América Latina y el
Caribe.
Las organizaciones, tras un período de euforia y exploración, enfrentarán el desafío de
reestructurar, integrar y profesionalizar su infraestructura de IA. La pregunta ya no será
“¿cómo adoptarla?”, sino “¿cómo hacerla sostenible, segura y valiosa a largo plazo?”. Sobre
la base de esta premisa, Progress Software presenta seis tendencias en tecnología para el
próximo año.
La infraestructura de la IA
A medida que evolucionan los modelos, los marcos y los estándares, muchas soluciones
que hoy parecen avanzadas quedarán obsoletas. El próximo año, buena parte del esfuerzo
se centrará en reconstruir antes que en crear: reestructurar los proyectos piloto y trabajar en
la infraestructura que permita escalar con seguridad.
Será un período de introspección tecnológica. Las organizaciones tendrán que detenerse,
revisar su base y definir nuevos estándares internos que equilibren flexibilidad, escalabilidad
y seguridad. En este contexto, los modelos más pequeños y especializados ganarán terreno
frente a los grandes sistemas generales. La tendencia será clara: menos es más.
La curva compuesta
La brecha entre quienes dominan la IA y quienes apenas comienzan a implementarla se
ampliará drásticamente. Los innovadores y líderes en adopción tecnológica multiplicarán su
productividad y sus capacidades hasta diez veces, mientras que los rezagados lucharán por
adaptarse. Las empresas deberán diseñar estrategias que fomenten el aprendizaje
continuo, incentiven la curiosidad y reduzcan la fricción entre los equipos más avanzados y
el resto de la organización.
Además, las soluciones aisladas —aquellas que no se integren con los sistemas y datos
existentes— empezarán a perder relevancia. Las plataformas que puedan conectar
productos, procesos y semánticas distintas tendrán un nuevo nivel de valor.
El “hype” es real, y hay realidad en el “hype”
En 2026, la saturación de contenido generado por modelos —texto, audio y video— hará
evidente su influencia en los medios y las redes sociales, generando nuevas exigencias de
regulación y transparencia. Sin embargo, en medio de la fatiga del hype, emergerá una
nueva forma de confianza: la de las empresas que prioricen la IA responsable, con criterios
claros de seguridad, equidad y responsabilidad.
La promesa de la IA ya no será la velocidad, sino la fiabilidad. En este escenario, las
marcas que adopten prácticas éticas y transparentes se diferenciarán no por la tecnología
que fabrican sino por la reputación y la confianza que son capaces de crear.
El fin del “miedo a quedarse afuera”
Durante los últimos años, muchas empresas invirtieron en IA movidas por el FOMO (Fear of
Missing Out, el miedo a quedarse afuera), más que por una estrategia clara. En 2026, ese
impulso emocional dará paso a una mentalidad más analítica: volverán las métricas
rigurosas, la validación de casos de uso y las evaluaciones de retorno de inversión.
Las organizaciones comenzarán a distinguir entre las herramientas realmente capaces de
resolver problemas de negocio y los simples “envoltorios de chat” sin sustancia. Será el año
en que se depure el mercado, y en que las soluciones que demuestren impacto tangible
consolidarán su posición. En ese sentido, el fin del FOMO dará lugar a una maduración del
enfoque: la IA dejará de ser un experimento y pasará a ser una inversión con criterios claros
de valor.
La IA avanza de junior a “medior”
Si 2023 y 2024 fueron los años del pasante digital, 2026 será el momento en que la IA deje
de ser un asistente inexperto para convertirse en un colaborador competente. Gracias a
los avances en los grandes modelos de lenguaje y a la incorporación de controles
deterministas más robustos, las herramientas basadas en IA alcanzarán un nivel de mando
medio en términos de desempeño. La IA no reemplazará al experto, pero se convertirá en
su compañero técnico: una extensión del conocimiento humano que libera tiempo y mejora
la precisión.
Fintech e IA: la alianza que amplía la inclusión
La convergencia entre tecnología financiera e inteligencia artificial marcará un nuevo punto
de inflexión para la inclusión económica en la región. Las finanzas integradas, los modelos
de riesgo inteligentes y la calificación crediticia basada en IA permitirán que pequeñas y
medianas empresas con acceso limitado a servicios bancarios puedan obtener
financiamiento en condiciones más justas y personalizadas.
Los modelos de riesgo impulsados por IA están redefiniendo la evaluación crediticia y
democratizando los microcréditos, mientras que las plataformas fintech expanden su
alcance más allá de los centros urbanos. Según estimaciones del sector, el mercado de
tecnología financiera en Latinoamérica superará los 300.000 millones de dólares de
mercado total accesible en los próximos años, impulsado por la automatización, la confianza
digital y la eficiencia operativa.
2026 será el año en que la IA pueda madurar, donde la confianza y la integración pesen
más que la novedad. Por ello, las empresas no destacarán solo en adoptar o no la
tecnología sino en la capacidad de hacerla sostenible, ética y humana.