¿Qué aprenden los niños cuando reciben regalos en Navidad? Claves para fomentar el valor emocional de esta tradición
Written by Jose de Jesus Prieto on 09/12/2025
● Disfrutar la Navidad con los niños y destapar los regalos es un ritual muy
emocionante para ellos, pero si está mal direccionado puede generar efectos
emocionales negativos: baja tolerancia a la frustración, saturación emocional,
falsas expectativas, entre otros.
● La Dra. Rosa Domínguez Martín, profesora e investigadora en el área de la
educación emocional y directora del Grado en Pedagogía de la Universidad
Internacional de Valencia – VIU, perteneciente a la red de educación superior
Planeta Formación y Universidades, explica cómo los adultos pueden
transformar el acto de regalar en un espacio para educar emocionalmente.
Colombia, noviembre de 2025 — Dicen que la Navidad es realmente de los niños. Y
quizás uno de los recuerdos más poderosos de todos es ese momento en que se
destapan los regalos al pie del árbol. Los juguetes nuevos es el momento más
esperado.
A nivel global, el mercado de juguetes y juegos tradicionales fue de 96,13 mil millones
de dólares en lo que va de 2025, con proyección a crecer hasta los 104,46 mil millones
de dólares en 2030, según cifras de Mordor Intelligence. Y hay una tendencia marcada
hacia elegir juguetes educativos y de desarrollo. Esta consciencia del juguete con
propósito es interesante, pero quizás lo es más el cómo se experimenta el acto de
abrir los regalos en Nochebuena, porque puede tener unas implicaciones más
profundas y los padres deberían estar más atentos a esto.
Para un niño, un regalo nunca es solo un juguete. En la Navidad, ese objeto se
convierte en un mensaje emocional cargado de significado, capaz de activar en el
cerebro infantil circuitos asociados a la recompensa, al apego y a la sensación de ser
querido. Así lo explica la Dra. Rosa Domínguez Martín, profesora e investigadora en el
área de la educación emocional y directora del Grado en Pedagogía de la Universidad
Internacional de Valencia – VIU, perteneciente a la red de educación superior Planeta
Formación y Universidades.
«Más allá del objeto que regalamos, para los niños los regalos son mensajes», señala
la experta. «El niño interpreta que él es importante para la persona que le ofrece el
regalo. De esta forma el objeto regalado se convierte en un vehículo emocional. Puede
que en un tiempo no recuerde el juguete que le han regalado, pero sí la emoción y la
sensación que sintió cuando lo recibió, o bien que asocie el recuerdo de ese objeto
concreto con esa emoción».
En el acto de regalar, el cerebro infantil activa los circuitos de recompensa y, cuando el
obsequio proviene de una figura significativa, también estructuras de apego. Por eso
es clave que el acto de regalar no se limite sólo al acto de abrir cajas sin comprender
lo que representa. A diferencia de los adultos, abrir regalos con los niños puede ser
una oportunidad para trabajar valores esenciales como la gratitud, la empatía y el acto
de compartir.
Para hacer esto, la participación de los adultos es esencial. La experta de VIU invita a
hacer algunas preguntas valiosas cuando se reciben los obsequios. ¿Quién habrá
pensado en ti?, ¿Cómo podemos agradecer este regalo?, ¿Qué le podría gustar a la
otra persona?. Esas preguntas permiten que el niño entienda el regalo como un gesto,
no solo como una recompensa inmediata.
También es clave cuidar el exceso y la sobreestimulación en los regalos de Navidad,
pues puede generar unos efectos duraderos sobre la conducta y las expectativas del
niño.
«Recibir muchos regalos en cantidad o que sean de alto valor económico anestesian
el cerebro emocional infantil», advierte la Dra. Dominguez Martín. «Se pierde el
simbolismo del regalo en sí, no tiene valor ni el esfuerzo de la persona por conseguirlo,
ni el gesto de elegir un regalo con una persona concreta en el pensamiento, ni ninguno
de los valores comentados anteriormente».
Algunos de los efectos adversos en la sobreestimulación es la baja tolerancia a la
frustración cuando los regalos, de repente, no sean numerosos o de gran valor; la
saturación emocional cuando, antes la cantidad de regalos, estos pierden interés
rápidamente al destapar uno tras otro; asociación equivocada de valores, creyendo
que recibir muchos regalos es equivalente a ser muy querido; y las expectativas
irreales, donde el siguiente regalo deba ser siempre mejor que el anterior, algo que no
es real en la vida.
Para equilibrar el aspecto emocional con el material, la recomendación es dar menos
regalos, pero con mayor significado. Puede ser útil aplicar una regla de tres, donde se
obsequie algo muy deseado por el niño, algo para leer y algo para jugar juntos, y
explicar los motivos del por qué elegir ese tipo de regalos. Y aunque muchos otros
familiares no participen de esta dinámica, es clave que respeten la iniciativa y se le dé
el protagonismo necesario.
Es igualmente positivo que los niños se involucren en hacer regalos para otros, así se
fortalece la empatía. La experta recomienda invitarlos a pensar qué le gustaría a un
amigo, preparar un envoltorio especial o escribir una frase para un ser querido. Y
cuando llegue el momento de abrir los regalos, que sea un ritual familiar donde se
comparta la emoción y se genera conexión, no una carrera por acumular objetos.
«También es importante tener en cuenta que los regalos guarden coherencia con el
estilo educativo de la familia», añade la docente de VIU. «No tiene sentido educar en
valores como el amor, la empatía, la solidaridad, el consumo consciente, mientras se
hace multitud de regalos de gran valor económico o con características bélicas».
La Navidad es un tiempo para compartir en familia, pero también es cierto que es una
fecha de consumismo desenfrenado. Pese a que no se puede luchar contra esa
realidad, sí es importante que se resignifique en los niños, para que el dar y recibir no
sea un ejercicio pueril. Al final, los niños olvidarán muchos de sus juguetes con el
tiempo, pero jamás olvidarán lo que sintieron cuando alguien se los dio en sus manos.
La Universidad Internacional de Valencia-VIU es una de las principales universidades online del mundo hispanohablante,
reconocida por el Ministerio de Universidades de España y miembro de CRUE Universidades Españolas. En su más de
década y media de historia, han pasado por sus aulas virtuales más de 80.000 estudiantes. Actualmente VIU cuenta con
28.980 estudiantes en 108 países, un claustro de más de 970 docentes (de los cuales 628 son doctores) y tiene más de
15.000 convenios firmados con empresas, organizaciones e instituciones de todos los sectores. VIU cuenta con una oferta
formativa compuesta por grados, másteres, doctorados y cursos de experto, alineados con la realidad laboral y social e
impartidos a través de clases online en directo, que quedan grabadas y pueden ser consultadas 24/7. Esto, combinado con
un sistema de acompañamiento constante y un acceso multidispositivo, permite al estudiante vivir la experiencia
universitaria donde y cuando quiera. La calidad de la enseñanza de VIU ha sido distinguida y certificada por organismos
internacionales como EFQM, QS World University Rankings, Fundación Conocimiento y Desarrollo, o el U-Ranking
Fundación BBVA, que la distinguió como la universidad online con más alta tasa en inserción laboral de España. Su sistema
de Garantía Interna de Calidad está establecido según los principios expuestos en el Programa AUDIT de ANECA, que
están alineados con los criterios y directrices del Espacio Europeo de Educación Superior.
La Universidad Internacional de Valencia (VIU) forma parte de Planeta Formación y Universidades, la red internacional de
educación superior de Grupo Planeta. Cuenta con veintidós instituciones educativas en España, Andorra, Francia, Italia,
Norte de África, Estados Unidos y Colombia. Cada año más de 160.000 estudiantes procedentes de 100 nacionalidades
distintas, se forman a través de sus escuelas de negocios, universidades, escuelas superiores especializadas y centros de
formación profesional.