Niños en espera: la escasez de psicólogos infantiles agrava la salud mental en Colombia
Written by Jose de Jesus Prieto on 20/11/2025
María, madre de un niño de 8 años en Valledupar, vivió la angustia de esperar casi tres meses para conseguir una cita con un psicólogo infantil. Durante ese tiempo, su hijo presentó terrores nocturnos, bajo rendimiento escolar y frecuentes dolores de estómago sin causa médica clara. Cuando finalmente logró una remisión, la respuesta en el hospital local fue desalentadora: los cupos estaban colapsados y la lista de espera seguía creciendo.
La experiencia de María no es un caso aislado. Es el reflejo de lo que enfrentan miles de familias en Colombia cuando buscan atención psicológica especializada para niños y adolescentes. Lo que debería ser un trámite rápido y prioritario se convierte en un recorrido lleno de obstáculos y largas esperas que, en muchos casos, agravan el malestar emocional de los menores.
Según el Observatorio de Talento Humano en Salud (OTHS), el país cuenta con cerca de 100.000 profesionales de psicología inscritos, lo que equivale a una densidad promedio de 173 por cada 100.000 habitantes. Sin embargo, esta cifra global no distingue áreas de ejercicio ni permite saber cuántos profesionales están realmente dedicados a la atención de la infancia y la adolescencia. En la práctica, la especialidad sigue siendo limitada frente a la magnitud de la demanda.
El panorama epidemiológico es contundente y confirma la urgencia de actuar. De acuerdo con informes del Colegio Colombiano de Psicólogos, el 44,7 % de los niños y niñas en el país presenta señales de posibles afectaciones en su salud mental, mientras que entre los jóvenes un 11,6 % reporta síntomas de ansiedad y un 15,8 % manifiesta cuadros compatibles con depresión clínica. Estas cifras, lejos de ser anecdóticas, muestran una generación expuesta a riesgos crecientes —violencia, pobreza, presión académica y uso problemático de tecnologías— pero con un acceso muy limitado a profesionales especializados capaces de brindar acompañamiento oportuno.
La situación no mejora al mirar al conjunto de la población. El Ministerio de Salud reporta que el 66,3 % de los colombianos ha enfrentado algún problema de salud mental en su vida. Aunque el dato confirma que el malestar emocional es un fenómeno transversal, también pone de manifiesto que el sistema aún está lejos de responder de manera equitativa y suficiente.
En este contexto, la voz de Damelis Vásquez, docente del programa de Psicología de Areandina, sede Valledupar, y psicóloga clínica infantil y juvenil, resulta clave: “La brecha es evidente: la demanda de casos supera ampliamente la oferta de psicólogos infantiles. Cada vez más padres llegan con situaciones urgentes, pero los tiempos de espera y la falta de profesionales formados dificultan la atención oportuna”, afirma.
Cómo detectar si su hijo necesita ayuda psicológica
Los niños no suelen verbalizar lo que sienten como lo haría un adulto, expresan su malestar con conductas. Cambios de humor sin razón aparente, apatía hacia juegos o estudios, quejas físicas sin causa médica, irritabilidad constante y alteraciones del sueño son algunas señales de alerta.
“Conocer los signos tempranos permite a los padres actuar a tiempo y evitar que el problema se cronifique”, señala Vásquez, quien agrega que identificarlas a tiempo estas alertas y acudir al psicólogo puede prevenir que un síntoma se convierta en un trastorno persistente.
Mientras llega la cita, la docente de Areandina sugiere aplicar estrategias de contención en casa: reforzar la supervisión, dar ejemplo de calma, evitar castigos severos, abrir espacios de diálogo sin presionar y validar lo que el niño expresa.
“Los acudientes deben convertirse en un lugar seguro, donde el niño sepa que puede expresar lo que siente sin miedo a ser castigado o ridiculizado”, resalta.
En caso de no contar con un especialista en infancia, algunos acuden a psicólogos generales. Aunque pueden orientar, existen limitaciones. “Este especialista puede evaluar el caso y ofrecer una atención primaria, pero carecer de formación en desarrollo evolutivo o en dinámicas familiares propias de la niñez, lo que limita la profundidad del abordaje”, advierte Vásquez.
Qué hacer mientras llega la cita y cómo cerrar la brecha
La docente de Areandina recomiendan a los padres seguir cinco pasos mientras acceden a atención profesional:
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Registre síntomas para entregar un historial al especialista.
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Apóyese en recursos confiables, como Mindheart o Headspace for Kids.
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Mantenga rutinas y espacios recreativos, que aporten seguridad emocional.
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Busque redes de apoyo locales (EPS, universidades con servicios psicológicos gratuitos y líneas de salud mental como la 106 en Bogotá, entre otras).
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Acuda a urgencias si hay riesgo de autolesión o pensamientos suicidas.
La formación de más especialistas es urgente. “Hace seis años, cuando terminé mi posgrado, en Valledupar apenas éramos dos psicólogas en este campo. Hoy sé que el número ha crecido”, relata Vásquez, como señal de avance, aunque insuficiente.
El reto es sistémico: incentivar la formación, distribuir los profesionales en todo el país y garantizar acceso oportuno desde la escuela y la familia. Solo así se podrá cerrar una brecha que hoy deja a miles de niños sin el apoyo psicológico que necesitan.