Aceleración contundente del PIB en el tercer trimestre de 2025

Written by on 20/11/2025

Mauricio Hernández-Monsalve

Principales mensajes
● El PIB creció 3,6% anual en el tercer trimestre de 2025 —frente al 2,8% esperado por
BBVA Research— y avanzó 1,2% t/t desestacionalizado, señal clara de aceleración en
el margen.
● El gasto de consumo final, privado y público, fue el principal motor del trimestre, apoyado
en más empleo, salarios reales holgados, otras fuentes de ingreso de los hogares y un
gasto público elevado.
● La inversión fija aumentó 4,8% anual: la maquinaria y equipo (+13,9%) sostuvo el
avance, mientras la construcción siguió débil —vivienda (−8,6%) y otros edificios y
estructuras (+3,9%)—, con obras civiles mejorando pero edificaciones aún rezagadas.
● Por primera vez desde el primer trimestre de 2024, la inversión bruta creció menos que
la fija; con esto, la caída de los inventarios en el trimestre confirma que la demanda corre
por delante de la oferta, elevando las importaciones.
● El sector externo permaneció desbalanceado: las importaciones (+10,0%) crecieron muy
por encima de las exportaciones (+2,2%), de modo que el saldo neto restó al PIB.
● Para 2025, BBVA Research tiene un sesgo al alza sobre su estimación de 2,5% para el
resultado del año, condicionado a que el consumo conserve su fortaleza y la
recuperación de la construcción se consolide.

 

Consumo final empuja el crecimiento; inversión aún dispar y
sector externo desbalanceado
El PIB creció 3,6% anual en el tercer trimestre de 2025, por encima del 2,8% que esperábamos
en BBVA Research, y en el margen también avanzó frente al 2T25 (1,2 % t/t
desestacionalizado).
El impulso al alza provino del gasto de consumo final —privado y público—, que explicó 5,1 pp
del crecimiento total. En otras palabras, su aporte superó la variación del PIB; el resultado
agregado se moderó por el arrastre negativo de la demanda externa neta, como se detallará
más adelante.
Este dinamismo se sustentó en un mercado laboral que siguió creando empleo (formal e
informal), salarios reales creciendo con holgura sobre la inflación (casi el doble) y otras fuentes
de ingreso de los hogares: remesas; contratación pública con juntas de acción comunal y
cooperativas populares, cuya rentabilidad / utilidad se traduce más en consumo que en
inversión; trabajos al exterior (ingenierías, programación, BPO/call centers, streaming); turismo
receptor; y mejores precios de algunos commodities (como el café). Las economías ilegales,
que también aportan, lo hacen de forma marginal, localizado geográficamente y no explican por
sí solas el resultado.
Además, el mejor ánimo de los hogares (confianza en 1,5 puntos en el tercer trimestre y 4,3 en
octubre), la aceleración —aún gradual— del crédito de consumo y la reducción de la mora y de
la carga financiera liberaron ingresos antes destinados al servicio de la deuda, que se
redirigieron principalmente a gasto y, en menor medida, a ahorro (este último creciendo menos
que los ingresos).
Por composición, el liderazgo provino de bienes, en especial durables y semidurables: durables
+17,2% a/a, semidurables +8,2%, no durables +3,9% y servicios +2,9%. Por finalidad,
destacaron recreación y cultura (+7,2%) y transporte (+7,2%), junto con alimentos y bebidas
(+3,1%) y bienes/servicios diversos (+5,2%); restaurantes y hoteles también crecieron (+1,2%).
Esta pauta confirma que los durables multiplican el ciclo en fases alcistas.
La razón es estructural: los durables / semidurables tienen una elasticidad ingreso mayor a uno,
son postergables y dependen de condiciones financieras (tasas, acceso a crédito, confianza).
¿Qué significa esto? En etapas de recuperación económica, la mejora del ingreso real y la
normalización del crédito detonan compras de reposición / actualización (vehículos,
electrodomésticos, muebles, tecnología), por lo que crecen más que el PIB y traccionan
comercio, transporte y logística; cuando el ciclo se enfría, esas compras se posponen, se
ajustan inventarios y aparecen descuentos, amplificando la desaceleración. La alta
participación de importados en varios de estos bienes refuerza además la tracción sobre las

 

importaciones en las fases alcistas.
En servicios, la recuperación tuvo dos motores: (i) los sociales y públicos (salud, educación,
administración), de naturaleza menos cíclica y favorecidos por la ejecución del gasto; y (ii) los
de mercado ligados al gasto privado (restaurantes y hoteles, entretenimiento, transporte,
servicios profesionales y TIC), apoyados en empleo e ingresos más firmes y en un turismo
receptor dinámico.
Del lado del consumo público, el avance se asocia a un déficit del GNC más alto y a la
aceleración del gasto que es típica de los gobiernos regionales y locales a medida que avanza
su periodo.
En el tercer trimestre, el gasto de consumo final del gobierno general creció 14,2% anual, con
un impulso amplio por componentes: el consumo colectivo aumentó 11,4%; el consumo
individual de compras de mercado se expandió 30,6%; y el consumo individual de no mercado
avanzó 14,1%. Estos incrementos son consistentes con mayores adquisiciones de bienes y
servicios y con el gasto directo en prestaciones y servicios provistos por el sector público
(salud, educación, protección social). En el acumulado enero–septiembre, el consumo creció un
7,5% frente al mismo periodo de 2024, reforzando la lectura de un empuje fiscal más marcado
este año.
La inversión permaneció heterogénea. Maquinaria y equipo volvió a crecer, incluso
acelerándose frente a trimestres previos; en contraste, la construcción siguió en negativo, con
obras civiles mostrando avances y edificaciones todavía por debajo, si bien con señales de
mejora desde niveles bajos, consistentes con ventas de vivienda y crédito hipotecario que
empiezan a recomponerse.
Las obras civiles crecieron 13,1% anual, con un salto trimestral de +10,8% t/t. El empuje
provino, sobre todo, de vías y aeropuertos (carreteras, calles, férreas y pistas), que crecieron
+14,8%. También aportaron construcciones en minas y plantas industriales (+21,3%) y “otras
obras de ingeniería civil” (+21,8%) que se relaciona con el presupuesto de regalías ejecutado
por las regiones. En cambio, acueductos y obras hidráulicas (–3,5%) y tuberías/cables (–5,2%)
moderaron el agregado. Dado el peso cercano al 56% de carreteras y conexas en la canasta
del indicador, el avance vial explica gran parte del buen resultado, reforzando la idea de que las
obras civiles sostienen la inversión en construcción, con las edificaciones todavía débiles.
Por primera vez desde el primer trimestre de 2024, la inversión bruta creció menos que la
inversión fija, lo que implica que las existencias restaron al crecimiento. Esta caída de
inventarios es coherente con una demanda interna en rápida recuperación —de hogares y
gobierno— frente a una oferta que aún no acompasa ese ritmo y, en paralelo, aumentan las
importaciones de bienes de consumo y de capital para cerrar brechas. Además, el uso de la
capacidad instalada se ubica por encima de sus promedios históricos, señal de presión de la
demanda sobre la capacidad productiva interna y de tensiones inflacionarias por el lado de la
oferta.

 

El sector externo continuó desbalanceado: la demanda interna fuerte empujó importaciones
—sobre todo de bienes para consumo (vehículos, durables) e inversión (maquinaria)—,
mientras las exportaciones crecieron poco por menores volúmenes de minerales y
combustibles y porque la oferta local se quedó corta para generar excedentes exportables.
Además, las exportaciones de servicios, que venían aportando más que los bienes, se
desaceleraron por unas bases estadísticas exigentes. Reducir ese desbalance exige una
recuperación más clara de la industria y la producción: ayudaría al balance externo, aliviaría la
inflación y sostendría la creación de empleo. Para ello, habrá que superar cuellos de botella
logísticos (infraestructura, costos logísticos y precios de la energía) y lidiar con costos laborales
más altos (salario mínimo y otros).
Por el lado de la oferta, el trimestre lo lideraron las actividades más vinculadas al consumo.
Administración pública, educación, salud y servicios sociales crecieron 8,0% y aportaron 1,3
p.p. a la variación anual; el bloque de comercio, transporte, alojamiento y comida avanzó 5,6%
(aporte 1,2 p.p.). Manufacturas también creció (4,1%), pero con un aporte menor (0,5 p.p.). Es
decir, los sectores asociados al gasto público y privado marcaron el ritmo, mientras otros no lo
hicieron en la misma magnitud.
La dinámica en el margen y la continuidad de fortaleza de la
demanda interna implican un sesgo al alza sobre la proyección del
PIB en 2025
El Índice de Seguimiento a la Economía —ISE— cerró el tercer trimestre con una trayectoria al
alza. La variación intermensual de septiembre, de 1,3%, fue elevada; solo agosto mostró un
registro negativo, tras un julio y un septiembre fuertes. En conjunto, la dinámica del ISE terminó
el trimestre apuntando hacia arriba.
Los indicadores líderes conocidos mantienen también un tono favorable. Nuestros indicadores
de big data de consumo e inversión, las ventas de vehículos, la confianza de los hogares, las
ventas de vivienda y las importaciones provisionales publicadas por la DIAN siguen firmes. En
conjunto, reflejan que el consumo se mantendrá sólido, la producción en recuperación y que la
vivienda continuará ganando tracción.
Con este telón de fondo, la proyección de 2,5% para el PIB de 2025 tiene ahora un sesgo al
alza. El ajuste responde no solo al buen resultado del tercer trimestre, sino también a la
probabilidad de que parte de esta dinámica se prolongue en los próximos meses.


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