Rosalía y la era del descubrimiento cultural: por qué Berghain marca un nuevo pulso en la relación entre artistas y audiencias
Written by Jose de Jesus Prieto on 06/11/2025
El lanzamiento de Berghain volvió a poner a Rosalía en el centro de la conversación cultural en Argentina y la región. Pero más allá del impacto inmediato en tendencias, el fenómeno revela un patrón más profundo: las audiencias jóvenes ya no buscan solo consumir contenido, sino descifrarlo, explorarlo y participar de su construcción.
En contraste con el modelo dominante de artistas que sostienen un personaje constante, Rosalía elige transformarse. De la rebeldía hiperkinética de Motomami a un universo introspectivo, simbólico y cargado de referencias religiosas, su último lanzamiento propone un cambio radical de lenguaje. La estrategia parece ser la opuesta a la predictibilidad: hacer del misterio, la mutación y la búsqueda colectiva un valor cultural.
Esa dinámica de descubrimiento resonó de inmediato: en cuestión de horas, crecieron las búsquedas y conversaciones sobre el significado de la letra, los símbolos visuales y las referencias espirituales del videoclip. En redes sociales, emergieron teorías, traducciones de fragmentos, citas bíblicas y análisis de planos. La reacción confirma un comportamiento que viene tomando fuerza: la curiosidad como motor cultural.
Según insights del estudio global Truth About Youth, la nueva generación valora el proceso de buscar tanto como la respuesta final. En un entorno donde la información es accesible al instante, lo valioso vuelve a ser el camino, no solo el dato. El consumo pasivo pierde atractivo frente a experiencias que invitan a investigar, debatir, encontrar significado propio y formar comunidad alrededor del contenido.
En paralelo, Berghain reactiva un eje simbólico que se vuelve cada vez más visible en la cultura contemporánea: el regreso de lo clásico y lo religioso —no como dogma, sino como estética, lenguaje identitario y vehículo emocional—. La reaparición de símbolos religiosos en la música, la moda y las redes dialoga con movimientos culturales recientes que exploran lo tradicional como gesto de diferenciación, incluso en contextos marcados por la hipermodernidad y la tecnología.
Lo disruptivo ya no es romper todo lo anterior, sino navegar entre mundos aparentemente opuestos: lo místico y lo digital, lo clásico y lo experimental, lo íntimo y lo global. Berghain se vuelve así más que un lanzamiento musical: es un síntoma de época, donde los artistas funcionan como arquitectos de universos y las audiencias como arqueólogos culturales.
“Rosalía no propone solo canciones. Propone capas, símbolos, preguntas. En un momento donde el algoritmo promete respuestas automáticas, ofrecer misterio es un acto profundamente contemporáneo”, señala Dardo J. Mamberti, Director de Estrategia y Planificación de McCann Buenos Aires, agencia que viene estudiando la evolución del comportamiento juvenil en la región.
Una tendencia clara emerge: la relevancia cultural ya no se obtiene explicando, sino invitando a participar. Y en ese modelo donde la narrativa es un territorio abierto a interpretación, artistas como Rosalía se posicionan no solo como creadoras, sino como catalizadoras de conversación, comunidad y sentido.