El manejo de residuos hospitalarios en Colombia enfrenta un desafío ambiental y energético cada vez más urgente.

Written by on 28/10/2025

 Según el IDEAM, el país genera cerca de 500.000 toneladas de residuos peligrosos al año, mientras que solo en Bogotá se producen más de 14.700 toneladas de desechos hospitalarios infecciosos, cuya disposición segura sigue siendo un reto. A esto se suma la presión por reducir la dependencia del gas y los combustibles fósiles, cuyos costos se han duplicado o incluso triplicado en los últimos dos años.
¿Si quieres saber cómo se está dando respuesta a esta problemática? te comparto la información:

Paneles solares impulsan una gestión más limpia de los residuos hospitalarios en Colombia

En Colombia, el sector hospitalario y el industrial enfrentan un reto creciente: cómo manejar los residuos peligrosos y biosanitarios sin agravar la crisis ambiental ni depender completamente de fuentes energéticas convencionales.
Según el IDEAM, el país generó cerca de 500.000 toneladas de residuos peligrosos en 2020, y solo en Bogotá se producen anualmente más de 14.700 toneladas de desechos hospitalarios infecciosos, una cifra que refleja la magnitud del desafío sanitario y ambiental. En paralelo, la capacidad instalada de energía solar del país pasó de 50 MW en 2019 a más de 1.193 MW en 2024, de acuerdo con la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME), confirmando el papel de las fuentes renovables en la transición energética nacional.
En medio de este panorama, Ática, empresa colombiana con más de 30 años de experiencia en la gestión integral de residuos, está combinando dos estrategias sostenibles: la generación de energía solar y el aprovechamiento energético de residuos hospitalarios e industriales.
La compañía ha instalado cerca de 1.000 paneles solares en sus plantas de Bello (Antioquia), Palmira (Valle) y Mosquera (Cundinamarca), con una capacidad de 535 kWp y una producción estimada de 671.000 kWh de energía limpia al año, suficiente para cubrir aproximadamente el 32 % del consumo eléctrico total de sus operaciones.
Este proyecto representa una inversión de US$1.200 millones y permitirá evitar la emisión de alrededor de 314 toneladas de CO₂ anuales, lo que equivale a plantar unos 5.000 árboles o retirar de circulación más de 65 vehículos particulares.
De acuerdo con Mauricio Abondano, Chief Growth Officer (CGO) de Ática, la apuesta por la autogeneración energética busca fortalecer la sostenibilidad operativa y responder a un contexto de alta incertidumbre en el suministro de gas y combustibles convencionales.
“En los últimos dos años el costo del gas se ha duplicado, y en algunas regiones incluso se ha triplicado. Ser autogeneradores de energía limpia nos da independencia y nos permite mantener la continuidad de los servicios ambientales esenciales que prestamos al país”, explicó.
Además de la energía solar, Ática ha desarrollado un modelo de cogeneración eléctrica y térmica a partir de residuos industriales y hospitalarios. Actualmente cuenta con ocho hornos de incineración, tres de ellos con tecnología de aprovechamiento energético, lo que permite convertir residuos peligrosos —que antes llegaban a rellenos sanitarios— en energía útil para procesos industriales.
Parte de esta energía se utiliza incluso para la recarga de su flota eléctrica, compuesta por 270 vehículos, de los cuales el 29 % son eléctricos e híbridos. Esta flota se emplea para la recolección y transporte de residuos, cerrando así el ciclo de energía y logística dentro de las operaciones.
Otro frente clave es la producción de ecofuel, un combustible alternativo derivado de residuos biosanitarios e industriales que hoy se utiliza en procesos de la industria cementera para sustituir el carbón. Solo en Antioquia, a través de su filial Ecologística, la compañía produce alrededor de 20.000 toneladas de ecofuel al año, lo que ha permitido reemplazar combustibles fósiles y reducir la dependencia del gas natural.
Según Abondano, esta solución representa una alternativa real frente al incremento de los costos energéticos y al cierre progresivo de los rellenos sanitarios: “Cada vez más los rellenos llegan a su límite de capacidad. Transformar residuos biosanitarios en energía o en combustible alternativo no solo reduce la presión sobre ellos, sino que crea una fuente de energía térmica y eléctrica sostenible”, señaló.
Ática gestiona cerca de 3.500 toneladas de residuos hospitalarios al año y alrededor de 120.000 toneladas de residuos peligrosos, además de operar cerca de 200.000 toneladas anuales de residuos aprovechables como plásticos, cartones, metales ferrosos y no ferrosos. Estos procesos contribuyen de manera directa a disminuir las emisiones derivadas de la disposición final y a fortalecer la economía circular en sectores estratégicos.
La integración de paneles solares, tecnologías de incineración con recuperación energética y sustitución de combustibles fósiles posiciona al proyecto como un referente de innovación ambiental y autosostenibilidad en el país.
Esta articulación entre el aprovechamiento energético de residuos y la generación solar marca una ruta hacia una gestión más limpia del sector hospitalario colombiano, alineada con las metas nacionales de descarbonización y transición energética establecidas por el Ministerio de Minas y Energía y la UPME.
En un país donde los hospitales, las industrias y los servicios públicos enfrentan simultáneamente presiones ambientales y de infraestructura, el modelo de Ática demuestra que es posible transformar residuos en soluciones energéticas limpias, asegurando continuidad operativa, reducción de emisiones y un nuevo equilibrio entre desarrollo y sostenibilidad.

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