El desinfluencing, la tendencia que gana terreno entre la Generación Z

Written by on 17/09/2025

 

 El desinfluencing fomenta una pausa frente al consumo automático que domina
las redes sociales. A través de una mirada más crítica y honesta, esta
tendencia invita a consumir con más cabeza, alejándose de la lógica de lo viral
y del “comprar por inercia”.
 Francisco Javier Zamora Saborit, docente de VIU, perteneciente a la red de
educación superior Planeta Formación y Universidades analiza este
movimiento que refleja un cambio de mentalidad entre las nuevas
generaciones.
Colombia, agosto de 2025 — El ecosistema digital saturado de recomendaciones,
productos virales y estilos de vida imposibles en el que vivimos, ha nacido un nuevo
fenómeno como respuesta a este exceso de consumo: el desinfluencing.
A diferencia de los tradicionales influencers, que suelen promover artículos o vidas
aspiracionales e incitar al consumo constante, los desinfluencers se dedican a advertir
sobre lo que no vale la pena comprar, cuestionando la lógica de lo viral y apostando
por un consumo más consciente.
Este movimiento no surge por casualidad. Según explica Francisco Javier Zamora
Saborit, director del Máster Universitario en Marketing Digital y Analítico de VIU,
perteneciente a la red de educación superior Planeta Formación y Universidades,
“Vivimos en una época de saturación: demasiados productos, demasiados anuncios y
una necesidad constante de consumir contenido nuevo cada día”.
Y es que, entre algoritmos que nos muestran lo que “deberíamos” querer y una
industria del marketing que no descansa, el consumo se ha vuelto casi automático.
Comprar lo último ya no es un deseo, sino una presión constante que sufren
principalmente los más jóvenes.
Es ahí cuando el desinfluencing propone una pausa. No se trata de dejar de consumir
por completo, sino de hacerlo con más cabeza, con mayor sentido crítico. Esta
tendencia está especialmente presente en la Generación Z, que ha crecido en un
ecosistema digital hiperconectado y detecta mejor cuándo un contenido es forzado o
comercial.
Lejos de seguir ciegamente lo que es tendencia, muchos jóvenes han comenzado a
cuestionar las compras impulsivas, a optar por productos de segunda mano o incluso a
no comprar nada si no lo consideran necesario. En palabras de Zamora: “Es como si
alguien dijera en voz alta lo que muchos ya pensaban en silencio. Y eso genera alivio,
pertenencia y confianza”.
¿Es el desinfluencing una moda más?

Aunque el desinfluencing nace como una reacción crítica, no está libre de
contradicciones. Algunas marcas ya han empezado a apropiarse de su lenguaje con
campañas que claramente dicen: “No necesitas mil productos, solo este”. Este
mensaje suena mejor, pero el trasfondo sigue siendo el mismo: vender. Según nos
comenta Francisco Javier, “hay un cierto riesgo de que este movimiento se convierta
en una nueva estética consumista”.
Basta con adentrarse en las redes sociales unos minutos para ver publicaciones que
simulan autenticidad con música viral, iluminación cuidada y un discurso
aparentemente crítico que sigue atrapado en la lógica del like. Para Zamora, “el reto
está en no confundir sinceridad con estrategia y en seguir preguntándonos para qué y
desde dónde se comparte ese contenido”. Porque una crítica vacía también puede
perder fuerza rápidamente.
Pese al riesgo de mercantilización, lo cierto es que muchas marcas están empezando
a influenciarse por este fenómeno. Algunas han optado por campañas más
transparentes, dejando atrás promesas imposibles y centrándose en lo que realmente
funciona. También se han abierto a colaboraciones con creadores que sinceramente
comentan si algo les funciona aunque sea solo a ellos por determinadas razones. Esta
honestidad, lejos de perjudicar, fortalece la relación con un público que ya no se deja
impresionar con tanta facilidad.
El desinfluencing no es simplemente una moda anticonsumista o una pose digital.
Es una invitación a reflexionar sobre cómo, por qué y para qué consumimos. No es
casual que esta corriente se esté extendiendo especialmente entre los jóvenes
hiperexpuestos al contenido aspiracional, pero también está empezando a generar
cierto impacto en generaciones más mayores, que quizá no entienden del todo el
lenguaje visual de TikTok u otras redes, pero sí comparten el cansancio ante la
saturación publicitaria.
Este fenómeno no busca perjudicar el consumo, sino devolverle perspectiva. Y aunque
el contenido crítico aún no domina las redes, su crecimiento demuestra que hay un
público cada vez más dispuesto a cuestionar, a elegir desde el criterio propio, y no
desde la presión del algoritmo.
La Universidad Internacional de Valencia-VIU es una de las principales universidades online del mundo
hispanohablante y es miembro de CRUE Universidades Españolas. Cuenta con más de 26.500 alumnos
de 87 nacionalidades diferentes y con un extenso claustro académico, que apuesta por la excelencia
académica, la docencia de calidad y con amplias trayectorias investigadoras, contando también con la
participación docente de profesionales de cada sector que aportan la visión práctica. Además, VIU
mantiene más de 13.000 convenios de colaboración y prácticas. Entre las credenciales que avalan la
actividad académica de VIU destacan el certificado del diseño de AUDIT de ANECA, el sello EFQM o los
certificados ISO 9001:2015, y de calidad de servicio, Servicert, otorgados por SGS. Asimismo, VIU,
cuenta con el reconocimiento de QS Stars con la puntuación máxima (5 estrellas) en la categoría de
docencia online. También, ha sido reconocida por el U-Ranking 2025 de Fundación BBVA como la
universidad online española con mejor inserción laboral. Además, es la única universidad española en
haber sido distinguida por su campus online en los Catalyst Awards 2020, 2021, 2022 y 2023.
La Universidad Internacional de Valencia (VIU) forma parte de Planeta Formación y Universidades, la red
internacional de educación superior de Grupo Planeta. Cuenta con veintidós instituciones educativas en
España, Andorra, Francia, Italia, Norte de África, Estados Unidos y Colombia. Cada año más de 150.000
estudiantes procedentes de 100 nacionalidades distintas, se forman a través de sus escuelas de
negocios, universidades, escuelas superiores especializadas y centros de formación profesional.


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