Julio cerró con 8,8% de desocupación, pero la calidad del empleo sigue en deuda
Written by Jose de Jesus Prieto on 08/09/2025
Por: José García Guzmán, docente de Economía de la Universidad de
América.
El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) evalúa de
manera continua la situación del mercado laboral a través de la Gran Encuesta
Integrada de Hogares (GEIH), bajo el marco 2018. De acuerdo con su
metodología, se considera ocupada toda persona de 15 años o más que, en la
semana de referencia, trabajó al menos una hora remunerada, no trabajó pero
mantenía un empleo, o realizó una hora de trabajo no remunerado como
trabajador familiar.
En julio de 2025, la tasa de desocupación (TD) nacional se ubicó en 8,8%, es
decir, 1,1 puntos porcentuales menos que en el mismo mes de 2024 (9,9%). La
población ocupada pasó de 23,2 millones a 24,0 millones de personas, lo que
representa un incremento de 766 mil. En las 13 principales ciudades y áreas
metropolitanas, la TD descendió de 10,2% (julio 2024) a 8,4% (julio 2025). En
el trimestre móvil mayo–julio de 2025, la TD nacional se situó también en 8,8%,
con una reducción interanual de 1,4 puntos porcentuales.
El crecimiento del empleo se explicó, en gran medida, por actividades
asociadas a alojamiento y servicios de comida (+0,8 p.p.), transporte y
almacenamiento (+0,7 p.p.), actividades profesionales, científicas, técnicas y de
servicios administrativos (+0,5 p.p.), y comercio y reparación de vehículos (+0,4
p.p.). Estas ramas, sin embargo, se caracterizan por una fuerte presencia de
microempresas —donde la informalidad alcanza el 84,4%— y, en menor
medida, de pequeñas empresas (19,7%).
Aquí emerge la principal señal de alerta: aunque el desempleo disminuye, la
calidad del empleo permanece rezagada. El boletín de informalidad
(abr–jun/2025) estima que 55,0% de las personas ocupadas en Colombia son
informales, con una marcada diferencia territorial: 41,7% en las 13 principales
ciudades frente a un preocupante 83,4% en centros poblados y zonas rurales
dispersas. Si esa proporción se aplicara al aumento de ocupados en julio (+766
mil), aproximadamente 420 mil corresponderían a puestos informales.
Las disparidades regionales refuerzan este panorama: Sincelejo (68,0%),
Riohacha (63,6%) y Valledupar (63,6%) concentran los mayores niveles de
informalidad, mientras que Quibdó (24,3%), Riohacha (14,4%) e Ibagué
(12,8%) lideran en tasas de desocupación. Estos contrastes evidencian la
urgencia de diseñar políticas diferenciadas que atiendan la heterogeneidad del
mercado laboral colombiano.
El desafío de política pública es doble: mantener la tendencia de reducción del
desempleo y, al mismo tiempo, acelerar la formalización laboral. Esto implica
diseñar incentivos eficaces para la regularización empresarial, articular
formación pertinente frente a los cambios tecnológicos y avanzar en estrategias
regionales específicas que respondan a las realidades locales.
La meta no debe ser únicamente reducir la tasa de desocupación, sino elevar
la calidad del empleo. Solo así cada nueva plaza contribuirá de manera efectiva
a la productividad, el bienestar y la estabilidad.