Fórmula 1, la película: una ventana para entender la revolución tecnológica
Written by Jose de Jesus Prieto on 02/09/2025
*Gastón Milano, CTO of Globant Enterprise AI
Joshua Pierce -Damson Idris- ingresa a la sede central de la escudería APXGP y
exige que le diseñen un escenario idéntico al que vivió meses atrás en el circuito de
Monza. Automáticamente sucede eso: él desde el asiento en las oficinas del equipo
conduciendo en el momento exacto, ante las mismas dificultades e intentando tomar
mejores decisiones para no cometer ese error. Joshua Pierce no existe, tampoco
APXGP. Lo único real de la escena es la utilización de inteligencia artificial y
gemelos digitales para crear escenarios donde los pilotos pueden mejorar sus
técnicas.
Hay algunas cuestiones que dictaminan si un film fue un éxito o no, y una concreta
es la plata que genera. “F1:la película” recaudó 140 millones de dólares en su
primer fin de semana de cartelera. Es evidente que está rompiendo récords: si hasta
2019 la Fórmula Uno era un terreno casi exclusivo de los fanáticos Petrolheads,
desde su alianza con Netflix para la serie “Drive to survive” y con Apple para la
megaproducción dirigida por Joseph Kosinski -protagonizada por Brad Pitt y el
trabajo detrás de cámara de Lewis Hamilton- logró lo que parecía imposible: ser un
deporte masivo que atraviesa la agenda de muchos países en el mundo.
Mientras distintas disciplinas intentan desarrollar estrategias diversas para acaparar
nuevos fanáticos, la Fórmula Uno -entre 2023 y 2024 – aumentó en 90 millones su
fanbase alcanzando los 826.5 millones (Nielsen Sports) y uno de los secretos fue
abrir la puerta de un mundillo que parecía impenetrable: Drive to Survive nos
presentó una perspectiva a partir de historias más personales y The Movie le agregó
el foco en la gestión de equipo, la estrategia y la tecnología aplicada.
Volvamos a la película (y sin spoilear). Más allá de ser una historia ficticia, nos
acerca a la realidad; los circuitos, los checkpoints con los sponsors más icónicos,
pilotos profesionales en segundo plano y, sobre todo, la tecnología. En la
producción y las tomas, las cámaras en miniatura en los cascos de Brad Pitt y
Damson Idris le permiten a la audiencia sentirse dentro del auto como cuando
juegan a algún videojuego. Y, en las escenas y diálogos, la utilización de
Inteligencia Artificial para los datos en tiempo real que gestiona el equipo de
ingenieros o los mencionados gemelos digitales que solicita el novato Joshua Pierce
le da aún más verosimilitud.
No parece: es así. En un deporte donde cada segundo cuenta, gran parte de la
estrategia se basa en comprender y potenciar aquello que la tecnología nos facilita.
Casi sin proponérselo, la Fórmula Uno se ha convertido también en una ventana
privilegiada para que personas ajenas al mundo IT comiencen a entender algunos
de los secretos guardados de la revolución tecnológica que atraviesa nuestro
tiempo.
Así como Verstappen, Checo Perez o Franco Colapinto son Damson Idris y Brad Pitt
cada semana, y se valen de la Inteligencia Artificial para superarse a diario, hay
industrias clave para la economía y la vida de la personas, como el retail, la banca o
la salud, que replican estas prácticas.
Walmart, por ejemplo, desarrolló digital twins en más de 1 700 locales, modelando
planos y disposición para optimizar layout y flujos de compra; la universidad Johns
Hopkins creó gemelos de modelos cardíacos que permiten planear ablaciones,
minimizando riesgos y en el sector de la banca este mercado alcanzará los 137.670
millones de dólares para 2030, con una tasa compuesta de crecimiento anual del
42,6% (Vecdis).
Muchas veces leemos sobre estas noticias en los portales, pero gracias a la película
de la Fórmula Uno hicimos algo más: lo vimos, lo materializamos y entendimos, de a
poco, su alcance. Uno de los valores que hace del deporte un elemento popular es
su trascendencia más allá de la disciplina. El fútbol es el ejemplo insignia porque
logra que sociedades agrietadas se integren.
Probablemente la Fórmula 1 nunca escale a tanto, pero en tiempos de avances
tecnológicos sin precedentes puede ser una caja de resonancia para comprender el
potencial de la Inteligencia Artificial, sus buenos y diversos usos.
Y algo más importante: que el humano es el que agarra el volante.