El rol cada vez más imprescindible de la tecnología en el deporte: la lección de la Fórmula 1 para 2025

Written by on 02/07/2025

 

Sebastián Miserendino, CTO de Latinoamérica de Globant

A comienzos de este siglo, el matemático y graduado de Harvard, Paul DePodesta, marcó un
punto de inflexión en la historia del deporte. Como asesor del cuerpo técnico de los Oakland
Athletics, desarrolló un índice para evaluar posibles fichajes y utilizó el análisis de datos para
reducir la brecha de su equipo con los clubes de mayor presupuesto. Su índice consideraba
estadísticas individuales como velocidad, habilidad para batear, fuerza en el brazo, resistencia
mental y reflejos. Los ojeadores de otros equipos se rieron de su modelo poco convencional, pero
años después todos comenzaron a implementarlo luego de una temporada exitosa de Oakland.
¿Te suena esta historia? Probablemente la viste en Moneyball, la película protagonizada por
Brad Pitt.
Desde entonces, nadie duda de que el análisis de datos impacta directamente en el rendimiento
deportivo. En 2015, el físico teórico Ian Graham recomendó a la directiva del Liverpool Football
Club contratar a Jürgen Klopp, un entrenador poco conocido en ese momento, proveniente del
Borussia Dortmund. Esta recomendación no se basó en ver partidos, sino en un modelo
matemático computacional que analizaba pases, tiros y recuperaciones de equipos en las
principales ligas de Europa.
Klopp firmó con el club inglés y siguió confiando en los datos. El equipo de Graham se amplió
para incluir a un astrofísico, un ex campeón de ajedrez con un posgrado en matemáticas y un
doctor en física de altas energías. A diferencia de los Oakland Athletics, el Liverpool sí logró ser
campeón: ganó el torneo más prestigioso de Europa y se mantuvo en la cima durante años.
Pero cuando hablamos de avances tecnológicos en el deporte, el aspecto más revolucionario es
su aplicación en tiempo real. Con múltiples sensores, los atletas de élite ahora cuentan con
análisis detallados de su rendimiento. ¿Para qué? Para mejorar su desempeño y proteger su
salud. El ejemplo más claro es la capacidad de monitorear la intensidad, velocidad y frecuencia
cardíaca, que al analizarse de manera comparativa, ayuda a anticipar la fatiga o lesiones
musculares. Algunos equipos aprovechan esta tecnología para hacer sustituciones durante los
partidos, algo que ya se aplica en el baloncesto, el rugby y el fútbol.
La temporada 2025 de Fórmula 1, el deporte más tecnológico del mundo, ha comenzado. Las
innovaciones en esta competencia han influido en la industria automotriz, la experiencia de los
aficionados y el uso de datos en tiempo real. En un deporte donde cada segundo cuenta, las
estrategias dependen de miles de sensores en el auto para comprender su rendimiento.
Este año, la mayor innovación es el Team Content Delivery System, un programa que utiliza
tecnología de vanguardia para permitir que los equipos en boxes tomen decisiones en tiempo

real con datos, videos y múltiples cámaras, ofreciendo un nivel de análisis sin precedentes. El
sistema permitirá el estudio detallado de lo que sucede con cada piloto en una sección específica
de la pista. Los equipos deberán aprender a maximizar esta herramienta y aprovechar la
información. Para los espectadores, será otro elemento más donde poner su atención.
En el alto rendimiento deportivo, la diferencia competitiva ya no proviene solamente del talento
o la preparación física, sino de la capacidad para convertir datos en decisiones efectivas. La
Fórmula 1 lo ejemplifica con claridad, cada vuelta genera una gran cantidad de información que
debe ser analizada en tiempo real y contextualizada estratégicamente. No se trata de tener más
datos, sino de tener la capacidad y las herramientas para poder interpretarlos con criterio. Los
equipos que entienden esta dinámica son los que lideran. Hoy, los responsables de tomar
decisiones ya no pueden basarse únicamente en la intuición; necesitan dominar el análisis para
dirigir estratégicamente con claridad, velocidad y enfoque.
A lo largo de los años, el entrenamiento físico, la nutrición, el análisis de los rivales e incluso la
preparación psicológica de los atletas han sido objeto de estudio para mejorar el rendimiento.
En 2025, la Fórmula 1 lo hace ofreciendo tecnología como una herramienta más para los
equipos de competición.
Esto no es otro avance, como lo que iniciaron Paul DePodesta o Ian Graham; es un cambio de
paradigma, en el que la propia organización proporciona la tecnología como punto de partida
para que los atletas alcancen sus mejores resultados. Los datos ya no son el privilegio de unos
pocos pioneros, ahora están al alcance de todos. El desafío es cómo aprovecharlos.
Además de su pasión y adrenalina, este año la Fórmula 1 también nos dejará una lección valiosa
aplicable a cualquier ámbito de la vida: en un mundo lleno de datos, la verdadera ventaja la
tienen aquellos que saben interpretarlos y actuar en consecuencia. Al igual que en una carrera,
las decisiones deben tomarse sobre la marcha.


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