BANCO DE HÁBITAT AGUADULCE – RÍO SUMAPAZ ALCANZA PRIMER HITO ECOLÓGICO VERIFICADO Y PROTEGE ESPECIES CLAVE CERCA DE BOGOTÁ
Written by Jose de Jesus Prieto on 16/06/2025
● Un proyecto pionero en Colombia combina rigor técnico, blockchain y participación comunitaria para salvaguardar el bosque seco tropical.
● Esta apuesta conecta empresas de diferentes sectores con la biodiversidad, como Amarilo.
● Terrasos demuestra que la conservación sí contribuye a la biodiversidad, respaldado con datos que evidencian los avances de este banco de hábitat.
Bogotá, junio de 2025. Terrasos, líder en soluciones basadas en la naturaleza, celebra un logro sin precedentes: el Banco de Hábitat Aguadulce Río Sumapaz, ubicado en Nilo (Cundinamarca), ha cumplido su primer hito de gestión y resultados ecológicos, avalado por la firma KPMG y registrado en Regen Network, plataforma blockchain que garantiza transparencia en la trazabilidad de los Unidades de Biodiversidad.
Con 124 hectáreas protegidas <93.59 en preservación y 21.4 en restauración activa>, este proyecto mitiga el cambio climático mediante la captura de CO₂ y la protección de fuentes hídricas como las quebradas La Honda y San José. Su ubicación estratégica, a solo horas de Bogotá, lo convierte en un modelo replicable para reconciliar desarrollo y conservación.
Cabe destacar que en un país donde el 60% del bosque seco tropical ha desaparecido (según el IDEAM), Aguadulce prueba que la articulación entre ciencia, tecnología y comunidades puede revertir la crisis climática y de biodiversidad, siendo una apuesta responsable y seria con Colombia.
“Contar con un Banco de Hábitat de esta magnitud tan cerca de Bogotá es una oportunidad extraordinaria y demuestra que sí es posible desarrollar infraestructura natural de alto impacto ecológico y social, incluso en zonas transformadas. Este hito no sólo valida la integridad técnica del modelo, también nos inspira a seguir conectando empresas, naturaleza y comunidades bajo una visión regenerativa”, afirma Mariana Sarmiento, CEO de Terrasos.
Por su parte, Eduardo del Valle, abogado ambientalista vinculado al proyecto, destaca su trascendencia: “Nuestra relación con este territorio es de custodia temporal, en el que trabajamos para dejar un ecosistema vivo para las futuras generaciones: aquí las empresas no compensan daños, invierten en vida, devolviéndole su ordenamiento natural”. Además, comenta que “estas aguas que por este Banco ya han recorrido un buen tramo y pronto se unirán al gran río Magdalena, la protección del mar empieza aquí arriba.”
Biodiversidad que habla: lo que protege el banco de hábitat de Aguadulce
● Flora: son 119 especies registradas, cinco endémicas y una casi amenazada (Allophylus goudotii).
● Aves: son 92 especies, incluyendo una amenazada (Perico frentirrojo), ocho casi endémicas y siete migratorias boreales.
● Mamíferos: son 16 especies, entre ellas el Ocelote, el Yaguarundí y el Oso Hormiguero, todas con un rol ecológico clave para la región.
● Especies emblemáticas: La Guacharaca colombiana, endémica, y especies sombrilla como el Venado y el Ocelote que ayudan a conservar el ecosistema de manera integral en este territorio.
Tecnología y comunidad: pilares del éxito
Aguadulce es pionero en usar blockchain para certificar créditos de biodiversidad, asegurando trazabilidad desde su registro hasta su venta. Además, integra un vivero forestal certificado por el ICA; Cámaras trampa que monitorean fauna las 24 horas y Turismo regenerativo: senderos, avistamiento de aves y prácticas como yoga en naturaleza, entre otras actividades.
La iniciativa también incluye a actores locales como Julio Cuetochambo, campesino y guardabosques que lideró la reforestación: “Antes esto era potrero. Hoy ni una vaca cabe”, relata mientras muestra los árboles que plantó hace años, ahora de más de 10 metros. “Me tocaba cargar la bomba al hombro y regar los árboles uno por uno en pleno verano.”
Un modelo que trasciende
El proyecto, parte del sistema Tebu® (Terrasos Biodiversity Unit), es pionero e innovador en Latinoamérica y a nivel global. Articula los esfuerzos de diversos actores para impulsar proyectos excepcionales de conservación, permitiendo la emisión de unidades de 10m² de ecosistemas amenazados, garantizando su conservación durante 30 años bajo estrictos estándares técnicos, financieros y jurídicos, respaldados por los principios de trazabilidad, permanencia, rigor, transparencia y adicionalidad.
La constructora Amarilo desarrolló su Política de Biodiversidad enfocando la integración del desarrollo urbano con la conservación de la naturaleza, marcando un hito en el sector inmobiliario. Según Carolina Pacheco, directora de Derecho Ambiental y Sostenibilidad de Amarilo, “con la adquisición de 2.000 Tebu® en el Banco de Hábitat de Aguadulce, superamos las obligaciones legales, contribuyendo activamente a la protección y restauración de ecosistemas estratégicos en Colombia, sentando un precedente positivo para la industria.”
Además, añadió Pacheco, “en alianza con Terrasos, hemos desarrollado estrategias de restauración ecológica en áreas clave e implementando iniciativas que mejoran la calidad de vida de las comunidades. Estas acciones reflejan una visión de urbanismo responsable, donde el crecimiento habitacional y la conservación ambiental coexisten en armonía.”
Por otra parte, según el Plan de Ordenación y Manejo de la Cuenca <POMCA>, la cuenca media y baja del río Sumapaz, es liderada por la CAR y CORTOLIMA, esta región abastece de agua a los municipios ribereños y sostiene actividades económicas como el turismo, la agricultura y la ganadería; De este sistema dependen más de 360.000 personas.
El Banco de Hábitat de Aguadulce – Río Sumapaz representa un avance tangible en la consolidación de soluciones basadas en la naturaleza de alto estándar técnico, jurídico y financiero. Es un paso firme hacia un futuro en el que la conservación no es solo un propósito, sino una acción concreta con impactos medibles.
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