Más de 370 mil personas colombianas y migrantes venezolanas continúan experimentando mejoras en su calidad de vida con el apoyo de la comunidad internacional

Escrito por on 30/09/2024

 Por segunda vez, la consultora internacional especializada 3ie realizó un estudio de impacto externo e
independiente del programa ADN Dignidad en Colombia. En esta segunda fase fueron implementadas 2.163
encuestas, distribuidas entre 1.074 personas beneficiarias del programa ADN Dignidad (grupo de
tratamiento) y 1.089 personas no beneficiarias (grupo de control).
 La composición de la muestra incluyó un 75% de población venezolana, 20% de población colombiana y 5%
de personas con doble nacionalidad
 Con la recepción de la ayuda, las personas beneficiarias reportan una mayor satisfacción con la vida en un
5,8% en el corto plazo y en un 4,6% en el largo plazo.
 ADN Dignidad es un programa de ayuda humanitaria liderado por Acción contra el Hambre, en asociación
con el Consejo Danés para Refugiados (DRC) y el Consejo Noruego para Refugiados (NRC), financiado por el
Bureau for Humanitarian Assistance (BHA) de USAID. Desde 2019 hasta la fecha ha beneficiado a más de
371 mil personas vulnerables.
Bogotá, 23 septiembre de 2024. El programa ADN Dignidad continúa transformando la vida de
centenares de miles de personas migrantes venezolanas, colombianas retornadas y comunidades
de acogida en Colombia. De acuerdo con los resultados de la evaluación del programa, realizada
por la firma internacional 3ie (International Initiative for Impact Evaluation) entre septiembre de
2023 y febrero de 2024, las transferencias monetarias no condicionadas entregadas durante seis
meses, han logrado mantener en el tiempo, la mejora de la calidad de vida de las personas
beneficiarias más vulnerables, en dimensiones claves como su seguridad alimentaria, sus
ingresos, sus hábitos de ahorro y de gasto y su bienestar general.
La evaluación de impacto muestra que las personas participantes de esta iniciativa han
experimentado cambios positivos, en Bogotá y los departamentos de Cundinamarca, Atlántico,
Magdalena y Nariño. En esta segunda fase, la evaluación de impacto analizó los efectos del
programa ADN Dignidad, encontrando beneficios importantes y notables a partir del apoyo
brindado incluso a largo plazo, es decir hasta 18 meses después de haber finalizado la entrega
de la asistencia. Esos resultados confirman los efectos de la primera fase, en donde se midió el
impacto a corto plazo: es decir 3 meses después de haber recibido la ayuda.
Al recibir transferencias monetarias no condicionadas y mensajes claves en alimentación
saludable, economía familiar y regularización de su situación migratoria, las personas
beneficiarias no solo tienen un aumento en sus ingresos y una mejora en el acceso a suficientes
alimentos, sino que también experimentan un alivio real en su vida cotidiana, después de haber
perdido sus medios de vida al migrar. Han podido tomar decisiones que impactan positivamente
en su bienestar: “me he sentido más satisfecha porque he podido tener una mejora familiar y
puedo ayudar a mis padres con más facilidad”, asegura Karina Morales, participante del
programa.
Uno de los hallazgos más relevantes del estudio consiste en la reducción de un 25% de las
estrategias negativas de supervivencia alimentaria con respecto a las personas no beneficiarias,
en el corto plazo. Este efecto es duradero y luego de más de un año de finalizada la ayuda
monetaria, las personas beneficiarias continúan reduciendo estas estrategias un 13,4% menos
con respecto a las personas no beneficiarias. Específicamente, estas estrategias incluyen
depender de alimentos más baratos o disminuir el número de porciones diarias para rendir los
recursos.
A nivel económico, las personas beneficiarias del programa ADN Dignidad reportan un aumento
del 14% en los ingresos por persona en el corto plazo, así como un incremento del 14% en el
número de horas trabajadas a la semana, esto en comparación con las personas no beneficiarias
del programa.
Otro aspecto destacado durante el estudio fue la disminución de la dependencia de remesas.
Las personas beneficiarias reciben un 45% menos en remesas a largo plazo en comparación con
las personas no beneficiarias, en cambio ahora, logran enviar un 38% más remesas reflejando
una mayor independencia financiera.
En cuanto a la sensación de bienestar, las personas beneficiarias informaron una percepción de
menor violencia e inseguridad en su vida cotidiana en el corto plazo, con una disminución del
37,7% en comparación con las personas no beneficiarias. En el largo plazo la satisfacción con la
vida fue un 4,6% mayor, consolidando el impacto positivo del programa en la calidad de vida
de las personas participantes.
“Una ayuda monetaria unida a educación sobre hábitos alimentarios saludables, gestión
presupuestaria y asistencia jurídica puede lograr efectos sostenidos en el tiempo. Además, los
programas de transferencias monetarias no condicionadas son una herramienta efectiva de
integración social de la población migrante, mejorando su bienestar general y contribuyendo a la
cohesión social positiva” menciona Eric Besse, Director del programa ADN Dignidad.
De este modo, la investigación ha revelado que las transferencias monetarias no condicionadas
más que una ayuda económica, representan un alivio para centenares de miles de personas
migrantes y refugiadas, brindándoles no solo la oportunidad de reconstruir sus vidas, sino
también de fortalecer los lazos entre migrantes y sus comunidades de acogida, creando redes de
apoyo mutuo donde la dignidad y la solidaridad prevalezcan.


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